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jueves, 1 de diciembre de 2011

Inviernos de nuestra infancia: el calendario de adviento

Photo by Anders Ruff Custom Designs on Flickr

Cuando somos pequeños no existen las estaciones del año: nuestro calendario lo marcan las vacaciones escolares. Así, el otoño significaba la vuelta al cole, el invierno estaba directamente relacionado con las vacaciones de Navidad, la primavera, con Semana Santa y Pascua, y el verano traía el fin del curso escolar. Como en este blog nos interesa todo lo que tenga que ver con el período invernal, con este post empezamos serie relacionada con los recuerdos de la infancia que conservamos acerca de la época más fría del año.



Photo by Scorpions and Centaurs on Flickr

Lo que definitivamente me hacía ser consciente de que llegaba el invierno a casa era abrir la primera ventanita del calendario de adviento que mi madre nos regalaba cada año. Eso significaba que sólo me separaban 24 días de la nochebuena y de los regalos que el señor gordito vestido de rojo dejaba en casa de mis abuelos, y que tan sólo uno o dos días más tarde cambiábamos la ciudad por las montañas para esperar la visita de los Magos de Oriente.




Photo by nouQraz on Flick
Se cree que el calendario de adviento tiene su origen en la Alemania protestante de mediados del siglo XIX. Las familias pintaban 24 líneas con un trozo de tiza en las paredes y los niños eran los encargados de ir borrando una línea por día hasta nochebuena. Otras familias pegaban imágenes relacionadas con la Navidad, escribían pasajes bíblicos o encendían una vela cada semana hasta completar cada uno de los cuatro domingos de adviento.
El primer calendario impreso apareció a principios del siglo XX gracias a Gehrand Lang. Se trataba de 24 imágenes que había que recortar y pegar en una pieza de cartón. Años más tarde lo perfeccionó, incluyéndole 24 pequeñas ventanas.
Durante la ocupación nazi, se prohibieron los calendarios debido al racionamiento del papel y el cartón, y la población buscó alternativas: saquitos con dulces, casilleros con pequeñas figuras, etc
Después de la guerra, Richard Sellmer, propietario de una imprenta, resucitó el negocio. Hoy en día incluso se pueden comprar sus calendarios por internet: http://www.sellmer-verlag.de/shop3/index.php
No fue hasta 1958 cuando se comercializaron los calendarios que tenían una chocolatina detrás de cada ventanita.

Los primeros calendarios que tuvimos en casa, simplemente tenían un dibujito en cada casilla: unos representaban figuras del belén, otros eran juguetes, algunos tenían purpurina... pero los que más nos gustaban eran los que tenían chocolate, que todo sea dicho, estaba malísimo. ¡¡Lo que nos hacía ilusión era abrir y descubrir la figurita!!

Y vosotros, ¿habéis abierto hoy la primera ventanita del calendario de este año? ;)


lunes, 29 de noviembre de 2010

Navidad en Europa: Mercadillos

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Photo by ]babi] on Flickr


Aunque no a todo el mundo le guste al navidad, el que más y el que menos se ha paseado alguna vez por el mercadillo navideño de su pueblo o ciudad, o recuerda cuando de pequeño ponían el belén en su casa y era tradición ir a comprar las figuras.

Si tenéis unos días libres antes de que acabe el año, o simplemente estáis aburridos de comprar los adornos de navidad en los chinos del barrio, a continuación encontraréis algunos de los mercadillos navideños europeos más reseñables:

Alemania
: Se puede decir que en este país nacieron los mercadillos navideños, ya que hay constancia escrita de que en Dresden ya se celebraba uno allá por el año 1434. En la actualidad este mercado tiene más de un kilómetro de largo. En cualquiera de ellos no dejes de probar el Glühwein, o vino caliente, así como cualquiera de los dulces típicos navideños alemanes: pan dulce con frutos secos, pasteles de mazapán, etc. También merecen la pena los de Munich, Nuremberg, Hamburgo, Colonia, Berlín, Bremen, Ratisbona, y un largo etcétera.

Austria: Destacables los puestos de madera decorada típicos de los mercados de Viena, Innsbruck, Salzburgo, etc y los de las pequeñas poblaciones históricas como Lienz, Kufstein… No olvides buscar las Nikolausplätzchen o masitas de San Nicolas, una especie de pastitas de té con mermelada en el centro, muy típicas de la navidad autriaca.

Estonia: Cuenta la leyenda que en 1441 durante una feria navideña en Tallin, un comerciante soltero bailó y cantó junto con las chicas del lugar alrededor de un árbol, al que posteriormente prendieron fuego. Se dice que aquí nació la tradición de iluminar el árbol de Navidad. En esa misma plaza donde se celebraba la feria, se sitúa hoy el mercadillo navideño más importante del país.

Francia: Debido a su proximidad con Alemania, aquí también existe mucha tradición de mercadillos. Uno de los más antiguos es el de Estrasburgo, en la región de Alsacia. En París hay puestos prácticamente en cada barrio, y más pequeños aunque igualmente bonitos son los de Colmar, Aviñon o Tolosa. Típico de la navidad aquí es el "Bûche de Nöel" o tronco de navidad: una lámina de bizcocho enrollada y rellena, cubierta de chocolate, caramelo, crema, mermelada...

Reino Unido: En el siglo XVII se abolieron todas las manifestaciones populares relacionadas de algún modo con la navidad, entre ellas los mercadillos, así que la tradición de celebrarlos es relativamente moderna. No te pierdas los de Edimburgo, Glasgow, Oxford, Canterbury y el castillo de Rochester. Y como dice el refrán de "donde fueres haz no que vieres", prueba el Christmas pudding (bizcocho hecho a basede ciruelas pasas y frutos secos y emborrachado con brandy). Ojo, que es tan denso que muchas veces lo acompañarán con helado o similar porque es imposible comerlo a palo seco.

Escandinavia: No hay escenario mejor para un mercado navideño que cualquier paisaje nevado. En Suecia, al igual que en el resto de países escandinavos, se celebra la festividad de Santa Lucía el 13 de Diciembre, lo que supone uno de los puntos álgidos de la navidad. Si estás en Estocolmo, Mälmo o Gotteborg no olvides pasarte por alguno de sus mercadillos. En Finlandia, y más concretamente en Rovaniemi podemos encontrar el poblado de Papá Noël, que atiende personalmente las peticiones de los niños (y no tan niños!!). Y en Noruega no te pierdas el mercado que se celebra en el Norsk Folkmuseet (museo de la historia cultural), donde se recrean típicas poblaciones rurales de distintas zonas del país, todas decoradas de la forma tradicional.
En cualquiera de los paises escandinavos que visites encontrarás galletas de gengibre y figuritas de mazapán con las más variadas formas.

Como os he dicho más arriba éstos son sólo una muestra, pero seguro que vosotros habeis ido a alguno que no esté en esta lista. ¿Los compartís con nosotros? ;-)