jueves, 23 de diciembre de 2010

Pepperkaker: galletitas noruegas

Igual que nosotros con el turrón, otros países europeos también tienen dulces típicos en estas fechas. Os contamos una receta noruega de galletas, aunque versiones parecidas pueden encontrarse por muchos países del centro y norte de Europa. Es una receta sencilla y divertida, incluso para hacer con niños estos días de vacaciones.

stigwaage @ flickr


Ingredientes (para unas 30-40 galletas):

150 gr. de mantequilla
1 dl. de caramelo líquido
2 dl. de azúcar
2 dl. de nata líquida
1/2 cucharadita de jengibre molido
1/2 cucharadita de clavo molido
1/2 cucharadita de pimienta negra en polvo
1 cucharadita de canela en polvo
1 cucharadita de levadura Royal
450 gr. de harina

Se mezcla en un cazo el caramelo, el azúcar, la mantequilla en dados y la nata y se calienta a fuego lento hasta que se disuelva todo el azúcar y quede una mezcla uniforme. Se deja enfriar un poco.

Mientras, se mezcla la harina con la canela, el jengibre, el clavo, la pimienta y la levadura. Las cantidades indicadas son para un sabor suave pero se pueden aumentar para conseguir un sabor más intenso a especias, esto va en gustos.

Con la mezcla del cazo aún templada (que no queme), se va añadiendo poco a poco la harina con el resto de ingredientes. Hay que dar vueltas con una cuchara de madera hasta que la masa se vaya despegando del cazo, queda bastante dura, pero se mezcla bien y el proceso es rápido.

Tapar con film transparente y dejar reposar en la nevera toda la noche (o al menos 9 horas).

Una vez reposada la masa se toma por trozos y se extiende con un rodillo de amasar sobre la mesa donde estemos trabajando, es importante haber echado antes algo de harina ya que esta masa se pega mucho.
Con un cortapastas se va dando forma a las galletas. Si no tienes cortapastas puedes utilizar, por ejemplo, un vaso que se va enharinando cada vez para que no se pegue.

Las galletas se colocan sobre papel de hornear y se cocinan durante 8-9 minutos a 180º. Cuidado al ponerlas en el papel porque crecen un poco y se pueden pegar unas con otras. Las galletas en el horno primero se aclararán (porque se secan) y después se doran, ahí es cuando están horneadas.

svenryer @ flickr


Al sacar las galletas no está de más que las pongáis sobre algún tipo de rejilla (la de hacer pizzas está bien) ya que salen un poco blanditas por dentro y se podrían reblandecer demasiado si se condensan y se enfrían sobre el papel.

Estas galletas son las típicas que se decoran (con chocolate, glasa, caramelo) y se cuelgan del árbol de Navidad. Si piensas colgarlas del árbol has de hacerles el agujerito para enganchar antes de hornear, puedes utilizar el tubo de un bolígrafo.

svendah @ flickr

Contadnos el resultado o enviadnos fotos si os decidís a hacerlas. Seguro que salen estupendas.

¡Feliz Navidad!

domingo, 12 de diciembre de 2010

La bebida del invierno europeo

Glühwein
"Glühwein por *Noema*, en Flickr"

Vin chaud en Francia, mulled wine en inglés, glögg en Suecia, gløgg en danés y en noruego, glögi en finlandés, glühwein en alemán, grazniec en polaco, svařené víno en checo, vin brulé en italiano Una misma palabra en múltiples idiomas que da nombre a una de las bebidas más consumidas en estas fechas: el vino caliente.

Los ingredientes esenciales del vino caliente son, obviamente el vino (tinto o blanco), cáscaras de naranja, canela en rama, azúcar, vainilla en vainas y clavo, aunque cada país le pone su "ingrediente estrella". Así, en Polonia el grazniec se prepara con miel, y en los países escandinavos es una mezcla de vino, con alcohol de cereales o vodka. Basta con un simple vaso para que esta bebida cumpla su cometido: hacernos entrar en calor.

Realmente nadie se pone de acuerdo en sus orígenes: la India colonizada por los ingleses, Suecia, Alemania… Lo cierto es que hoy en día está presente en todos y cada uno de los mercadillos navideños más importantes de Europa, y no puede faltar en casi ningún puesto, acompañado de galletas de jengibre, bollos de canela y azafrán, pastelitos de pasas y almendras, o incluso… ¡salchichas!

El vino caliente es muy fácil de preparar. Necesitamos vino (tinto o blanco, al gusto), piel de naranja (sin la parte blanca), azúcar o miel al gusto, canela en rama, una vaina de vainilla y unos cuantos clavos. Es recomendable dejarlo todo macerando la noche anterior, y calentarlo cuando se vaya a servir, pero podemos hacerlo directamente para consumirlo. Es muy importante que el vino no llegue a hervir, porque perdería alcohol y en consecuencia, gran parte de sus propiedades caloríficas. Basta calentarlo hasta que el azúcar o la miel se hayan deshecho en su totalidad. Apartar del fuego y dejar reposar 5 minutos antes de servir. En los países de más tradición utilizan un recipiente de cristal resistente al calor calentado por una vela (similar a los quemadores de esencias) que impide que el vino se enfríe y permite servirlo siempre en su temperatura adecuada.

Y vosotros, ¿habéis probado el vino caliente?